Los charcos tienen la particularidad de congregar a las aves. Concurren allí para el baño: una de las formas de mantener sus plumas en forma. Son verdaderas áreas neutrales, donde el grado de conflictividad parece nulo. Sin molestar, sin interferir, cada uno en lo suyo. La prioridad es el objeto preciado de las aves: sus plumas. En este mismo charco un tordo músico y un pijuí frente gris en plena ducha. Agachados o parados chapotean con las alas contra el agua generando una lluvia que los moja. Una vez mojados se alejan para secarlas. El sietevestidos, indeciso y la reinamora grande se acercó solo a tomar agua. Alejado estaba la reinamora grande macho que pasó y se la llevó volando.