Dos grandes focos: Coipos y la costa
Al caminar por el interior de la reserva los caminos se ven limpios. Se colocaron muchos tachos y hay personal que retira manualmente el contenido de los mismos al tiempo que recoge basura del piso. Cuando nos asomamos por un mirador o a los lados de los terraplenes el panorama cambia. En estos lugares de difícil acceso el retiro de la basura se dificulta y ahí queda estancada. Sin embargo, los dos grandes focos son la vereda exterior de Coipos y la costa.
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La vereda exterior de la Laguna de los Coipos es la parte castigada por la basura que tiran o dejan los mismos visitantes del lugar. Es muy concurrida más que nada en sábados, domingos y feriados y la presencia de los carritos invita a los paseantes a hacer un alto para comer. El material que estos proveen o que el visitante lleva para consumir es descartable. El murallón suele convertirse en mesa y lo que queda ahí termina dentro de la laguna. No hace falta un gran viento para empujar un vasito de telgopor. Hay tachos pero son escasos y no hay separación de residuos. El tipo de basura asociada a Coipos es primordialmente botellas de plástico, de vidrio, vasitos, etc. Básicamente tres elementos: telgopor, plástico y vidrio que no son biodegradables y que lo máximo que puede hacer la naturaleza con ellos es reducirlos a mínimas moléculas. Todos son 100% reciclables. Descartándolos en forma debida evitaríamos semejante espectáculo.
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En algunas ocasiones hemos visto recolección de basura en forma selectiva en la laguna. Desde una canoa o desde el pontón o la pala de la máquina desmalezadora pescan la basura con una red. En estos casos hay un retiro efectivo de la basura sin perturbar el ambiente. La máquina, en cambio, arrasa con todo y lo recogido por la pala es apilado formando montículos, no es retirado.
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La costa del río se convierte en un muestrario de artículos de todo tipo después de las sudestadas. También se hace limpieza. Suele verse a la vera de los caminos de la costa los bolsones de basura que pasan a buscar en vehículo. Aquí, sí, se puede encontrar de todo.
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Si la contaminación visual agrede a nuestros ojos, a los habitantes de la reserva los puede afectar en forma mucho más negativa. Los animales están a merced de lo que el ambiente les provee y no tienen recursos para defenderse. Ingerir por error o por semejarse a alimento cualquiera de estos residuos pueden producir obstrucciones, úlceras, infecciones enfermando y/o matando al animal. También externamente pueden causar heridas serias, amputaciones y estrangulamiento.
Dentro de los ejemplos que encontré asociados a las aves en la reserva hay desechos plásticos, telgopor, tanzas y anzuelos.
El caraú picando el encendedorA pesar de que no tiene aspecto de caracol, ¿qué le habrá visto al encendedor para querer partirlo? Los encendedores están compuestos de muchas pequeñas piezas, algunas metálicas que podrían desprenderse si se lo quebrara. Ingerirlas podría causar serios problemas a quien se las trague.© Amelia Besana |
Las pollonas picoteando el telgopor El telgopor en cambio tiene aspecto de comida, más aún si se desmigaja en bolitas. Es un verdadero enemigo. No es biodegradable. Afecta el sistema digestivo y la ingesta de estas bolitas le impide al animal sumergirse. Si depende de la caza bajo el agua, morirá de inanición. © Claudia y Tito Di Mauro |
No sabemos cuál fue el destino de estas aves en particular. Al no poder rastrearlas desconocemos cómo inciden estos factores en la longevidad y en su vida reproductiva. Cuando la contaminación se da en forma masiva, nos pone en alerta. Sin embargo cuando es un proceso gradual podemos no percibir los cambios o lo que es peor atribuir las causas a otros factores y sacar conclusiones erradas.
Esta contaminación tan visible tiene además otras aristas más negativas: la contaminación del agua, del aire y de la tierra que no necesariamente se manifiesta en forma tan patente. Si encontramos un ave muerta podríamos imaginar varias causas antes que la contaminación. El declive del número de aves ha llevado a investigar a qué se debe. Muchas investigaciones estudian cómo afectan estos procesos a las aves y cómo solucionarlos o al menos paliarlos. Las autopsias en aves muestran que se ha incrementado el número de muertes debido a la ingesta de residuos plásticos. También se está estudiando la contaminación del agua y sus efectos en las aves. No solo la contaminación proveniente de químicos industriales que son desechados sin tratamiento en las aguas sino también de los restos de medicamentos que descargan los sistemas cloacales en los cursos de agua. Hoy es un tema preocupante a nivel mundial.
Controles y castigos son ciencia ficción. Nos queda la educación mediante campañas, cartelización adecuada. Es clave generar conciencia en la gente para que descarte la basura en los lugares adecuados y en la forma adecuada. No dejar u olvidar objetos que un viento puede arrastrar y desperdigar en cualquier parte. Menos aún, arrojarlos malintencionadamente. Tomemos como conducta un simple refrán: "No es más limpio quien más limpia sino el que menos ensucia".
En mi opinión el único remedio de este mal es concientizar, educar, enseñar a no ensuciar y a desechar los residuos como corresponde. Una tarea dura y de largo aliento, pero con la que todos saldremos beneficiados. "No te pido que limpies, te pido que no ensucies"
Cuidar el ambiente preserva la calidad de vida Somos nosotros quienes debemos cuidar el ambiente, no solo para preservar su calidad de vida sino la nuestra.
Y en este punto me quiero centrar: cómo afecta nuestro comportamiento desaprensivo en el bienestar de las aves.
plásticos La fauna no tiene ese recurso, está a merced de lo que hay.
La basura sólida y la contaminación del agua, aire y tierra en general pueden enmascarar situaciones de largo plazo. Sin embargo, las consecuencias negativas no terminan con el afeamiento del paisaje. Hay otros problemas de los que no tomamos conciencia y pueden ser mucho más nefastos.
Además de la contaminación visual que afea el paisaje, la basura tiene otros lados más negativos: la contaminación del aire, la tierra y el agua que en muchos casos no se percibe. Pero quiero centrarme en los residuos visibles para mostrar que si los descartáramos debidamente no solo nos beneficiaríamos nosotros sino que reduciríamos la exposición de las aves a riesgos innecesarios. Las aves están a merced de lo que el ambiente les provee. Ingerir por error o por semejarse a alimento cualquiera de estos residuos puede producir obstrucciones, úlceras, infecciones enfermando y/o matando al animal. También externamente pueden causar heridas serias, amputaciones y estrangulamiento. Por ello la necesidad de ser cuidadosos para evitar estas situaciones.
Descartar una botella de plástico tiene mucha más ventajas que desventajas: No exponemos a la fauna una muerte lenta, reducimos el volumen de los rellenos sanitarios, reciclamos, ahorramos recursos no renovables.
Tirada con malicia o descuidadamente abandonada la basura afea la vista.
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