Una especie no muy vista en Costanera. Este año nos visitó y se quedó para reproducirse. El nido estaba muy bien disimulado entre las ramas de un espinillo y todo un ramerío de enredaderas viejas y nuevas lo cubría por la parte superior. Su color amarronado y el comportamiento distractivo para ingresar o salir o del nido dificultaban aún más el seguimiento. No lo veíamos salir y, de pronto, entraba. Lo delataba el movimiento de la larga cola. Algunos saltos de una rama a otra y se perdía en la espesura. Se movía con tanta rapidez entre las ramas que se ralentizó el video a un cuarto de la velocidad y se lo marcó con un círculo para una mejor visualización. ¿Cuántos chotoyecitos? No lo sabemos, pero hizo varios viajes para traer comida.

El nido de la izquierda ya dio pichones, a los que se está alimentando, pero al fondo a la derecha se ve otro nido...

Todos los años encontramos pichones de tordo renegrido que son alimentados por padres adoptivos. Aquí por el hornero

Para el 31 ya están alimentando a los pichones